El exceso de autocontrol de Jiri Lehecka

Jiri Lehecka en el Abierto de Estados Unidos de 2023. Crédito: Hameltion

Hasta ahora, Jiri Lehecka ha vivido un 2024 movidito. Se llevó un set contra Novak Djokovic en la United Cup, venció a Jack Draper para conseguir el primer título ATP de su carrera en Adelaida, para que después, defendiendo los puntos de cuartofinalista en el Abierto de Australia, acabar perdiendo hoy en segunda ronda contra Alex Michelsen, 91 del ránking de la ATP.

Incluso antes de la montaña rusa de enero, estaba claro que el checo era alguien a tener en cuenta. Clasificado en el puesto 23 del ordenador de la ATP, es el quinto mejor jugador del circuito con menos de 23 años. El año pasado consiguió dos victorias contra jugadores dentro del top 10 (Andrey Rublev y Felix Auger-Aliassime) y superó a Tommy Paul en un apasionante partido de cinco sets en la tercera ronda de Wimbledon. Por un momento parecía que el tenis masculino checo había caído en una calma atípica. No obstante, de la mano de Lehecka, Tomas Machac y el jovencísimo de 18 años Jakub Mensik en alza, la suerte del país vuelve a remar en la dirección correcta.


La habilidad característica de Lehecka es su fuerza bruta. Un artículo publicado en el sitio web de la ATP el pasado mes de febrero destacaba la velocidad media de su derecha de 127 kilómetros por hora, una velocidad comparable a la de jugadores como Rublev, Auger-Aliassime y Jannik Sinner. El checo tiene tanta fuerza que propulsa esos cohetes sin despeinarse. Rublev ya advierte que se avecina un gran golpe con un enfático gruñido. Al contrario, cuando el checo se entona, su comportamiento apenas se distingue del que mostró en el calentamiento previo al partido.


Sin embargo, esa potencia asombrosa no se ha reflejado en las estadísticas. Según mi métrica que registra la potencia con la derecha, FHP, Lehecka se sitúa en la parte baja de los jugadores regulares de la ATP. Su FHP es de solo 1,4 por partido, justo por detrás de Diego Schwartzman. La FHP por partido de Rublev es diez veces mayor, un 14,7. El mismo golpe para el velocilómetro, pero con resultados muy diferentes. Al convertir la FHP en puntos ganados, vemos que la derecha de Rublev gana ocho o nueve puntos por partido adicionales que la derecha del checo.


Los golpes de fondo ganadores del checo son de los más bonitos del circuito: golpes compactos lanzados como cañonazos donde los rivales únicamente pueden ser meros espectadores. También puede meter un segundo saque tan bien como cualquiera. Pero de normal, el checo juega como alguien que no posee esas dotes naturales. Uno de sus golpes favoritos es el golpe de fondo desde el centro de la pista hasta el lado opuesto, por el medio y con profundidad. Dicha elección nunca termina por ser una desventaja; los oponentes rara vez pueden responder con un golpe agresivo propio, debido en parte a la fuerza natural de Lehecka. Pero nunca genera golpes ganadores, y tampoco parece tener efectos positivos a la larga. Según los datos procedentes del Match Charting Project, Lehecka, tras soltar una derecha por el centro, gana puntos el 47% de las veces, aproximadamente en línea con la media del circuito.


No se trata única y exclusivamente de la derecha. Pocos jugadores masculinos dirigen tanto la pelota por el medio. La siguiente tabla muestra a la mayoría de los jugadores que están por delante de él en la clasificación, así como la frecuencia con la que tiran de fondo en general por el centro (DTM), y la frecuencia con la que emplean derechas por el centro (FH DTM):

JugadorAll DTMFH DTM
Alex de Minaur35.8%28.8%
Jiri Lehecka34.2%27.9%
Holger Rune33.0%26.9%
Jannik Sinner29.7%25.7%
Alexander Zverev29.4%28.8%
Ugo Humbert29.3%27.2%
Cameron Norrie29.2%22.8%
Taylor Fritz28.7%26.8%
Grigor Dimitrov28.3%20.5%
Nicolas Jarry27.8%22.5%
Daniil Medvedev27.5%27.8%
Karen Khachanov27.0%22.0%
Adrian Mannarino26.8%25.0%
Frances Tiafoe26.7%21.9%
Stefanos Tsitsipas26.4%22.3%
Novak Djokovic26.0%21.1%
Carlos Alcaraz26.0%22.6%
Tommy Paul25.8%20.3%
Casper Ruud25.5%21.1%
Andrey Rublev24.3%18.1%
Hubert Hurkacz21.0%16.6%


Solo de Minaur tira de fondo por el centro con más frecuencia, y es un tipo de jugador muy diferente. Aunque Sinner esté cerca de los primeros puestos de la lista, incluso él tiene cinco puntos porcentuales menos de probabilidad que Lehecka de seguir la vía conservadora, moviendo la pelota a los lados más que el checo. Rublev triunfa desde el fondo de la pista yendo al otro extremo, mandando las bolas de lado a lado. Las cifras específicas con la derecha cuentan una historia similar, salvo que Zverev y Medvedev se unen a Lehecka y de Minaur en los puestos superiores de la lista.


En teoría, la estrategia de mandar todas las bolas profundas al fondo de la pista podría funcionar, pero existen pocas pruebas de que sea así. El jugador promedio del circuito gana el 46% de los puntos en los que coloca una derecha por el medio; dicha cifra asciende al 56% cuando manda una derecha a uno de los lados. Es cierto que la dirección de cada golpe no está totalmente bajo su control: alguna de esas derechas hacia el centro son golpes de recuperación defensivos. Pero un gran porcentaje de estas derechas están en manos del jugador que las golpea. La potencia de Lehecka debería generar, de media, respuestas más débiles , lo que significa que su flexibilidad para elegir el siguiente golpe debería ser mayor que la de sus compañeros.


Contra Draper, en la final de Adelaida, el checo se arriesgó algo más. En dicho partido, únicamente el 30% de sus golpes de fondo fueron por el centro, y muchos de ellos con una gran profundidad. El checo se llevó el 54% -un porcentaje inusualmente alto- de los puntos en los que golpeó de derecha o revés por el centro. También iba fino de puntería, cometiendo únicamente un error no forzado en esa dirección en todo el partido. Lehecka, al igual que el resto del circuito, suele cometer errores no forzados en aproximadamente una décima parte de sus golpes por el centro.


Esas cifras parecen insostenibles, y el partido de hoy contra Michelsen lo confirma. El joven estadounidense mantuvo la presión, y Lehecka respondió regresando a su estado de forma habitual. El 42% de sus golpes de fondo fueron por el centro, falló uno de cada diez y, en total, únicamente ganó el 45% de esos puntos. Si cambiamos esos números por los que consiguió en la final de Adelaida, el partido contra Michelsen se lo puede acabar llevando cualquiera.


En resumen, el checo parece estar desaprovechando su potencia bruta. El porcentaje de aces de Lehecka está ligeramente por debajo de la media del circuito, el de puntos ganados con el primer saque aún más. No está completamente garantizado que dirigir más golpes de fondo (especialmente de derecha) a las esquinas suponga automáticamente una mejora, pero el ejemplo de Rublev indica que hay inmensas ganancias potenciales en esa dirección.


No es fácil lograr el equilibrio adecuado entre la agresividad para ganar puntos y la pasividad para no perderlos. A Lehecka todavía le quedan muchos años más para averiguarlo. Hasta que lo haga, podremos seguir maravillándonos con los fulminantes derechazos de un jugador fuera de los 20 mejores clasificados.

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